Matalascañas, paraíso onubense, es algo más que unos cuantos bloques de pisos, algo más que unos kms de playa abarrotadas por bañistas.
Por mi afición a la pesca, conozco lugares en esas playas los cuales son difíciles de describir con palabras, a los cuales los pescadores deportivos accedemos a pie, o incluso en bicicleta, con el fin de desconectar un poco de la masiva llegada de turistas.
Una vez llegamos allí, vemos todo lo bueno, pero también vemos lo malo, y es que sin darnos cuenta, estamos convirtiendo un paraíso en un desagradable vertedero.
Muchas son las redes, las banderas de trasmallos, garrafas de gasoil, desperdicios de pescadores (cajas de cebo, luminosos, anzuelos, sedal...), botellas de plástico y vidrio, sombrillas rotas, sillas, nasas de pesca, incluso contenedores de basura de la diputación, los que adornan toda la costa perteneciente al COTO DE DOÑANA.
¿Nadie piensa hacer nada al respecto?
Señores, debemos concienciarnos de una maldita vez, tenemos un tesoro a la vuelta de la esquina, y en vez de cuidarlo, lo único que estamos haciendo es destruirlo poco a poco, con todo lo que ello conlleva. Muchas son las prohibiciones y limitaciones que estamos teniendo los pescadores en esta playa, y aunque no somos siempre los responsables, si somos los que estamos pagando las consecuencias.
Desde aquí hago un llamamiento a todos los pescadores, para que hagan todo lo posible por dejar la zona de pesca incluso mejor que se la encontraron, y también a la administración competente, la cuál, debería dedicar una parte del presupuesto a la limpieza de la costa perteneciente a DOÑANA.
Que nuestras playas sigan siendo un paraíso para todos, y no el vertedero de algunos.
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UN SALUDO Y BUENA PESCA.
